Viajar a Santiago siempre será un no-viaje. Hay ciudades que se nos quedan en la piel y los recuerdos y no las podemos dejar de habitar aunque ya no estemos ahí. Por eso cada vez que lo piso, me parece que nada ha cambiado y que me vuelvo a insertar en la vida de la ciudad como si nada, cómo si no llevara más de un año fuera caminando por cientos de otras calles. Tengo esta sensación aunque no sea así, como mi último paseo por Lastarria me demostró. El tiempo pasa y las cosas cambian, aunque la familiaridad de las calles tantas veces transitadas siga ahí. Uno ha cambiado e incluso las cosas que siempre estuvieron ahí parecen distintas para los ojos que se han acostumbrado a mirar de otra manera.
Viajar te transforma. Y las cosas no pueden seguir igual, ni en ti, ni esa ciudad que tan bien te conocías. Y esa fuerza es profundamente movilizadora. Por eso estuve tan feliz de volver a la ciudad para la Summit de Mujeres Viajeras organizada por Bewomat y la cámara nacional de comercio, servicio y turismo de Chile.
Ver y escuchar a tantas mujeres emprendedoras con una pasión igual que la mía por los viajes aquí en Chile cambió mi percepción. Porque me di cuenta que no estoy sola en esto y aunque aún queda mucho por aprender, Chile ya no es ese país aislado que no cambia. Aquí hay muchas personas y mujeres empoderadas trabajando por vivir esa vida que quieren para ellas y para todos. Es tan gratificante volver al que consideras tu país, y descubrir que hay tanta gente trabajando por conectar y por abrir caminos que se alejan de la clásica definición de "éxito".
Se vienen vientos de cambio, dónde la economía que no es colaborativa y preocupada por el mundo que habita ya no será exitosa. El siglo XXI demanda una mejora en la calidad de vida dónde las jornadas laborales no lo consuman todo y quedé espacio para ser quienes queremos ser. Un mundo donde se entienda que la productividad se puede obtener de otras formas. Es por eso que creo que la frase "nuestra gente es nuestro activo más importante" debería tener un significado real para poder avanzar no sólo en el desarrollo humano sino también en el progreso económico. Mi misión es justamente re-definir la manera en que pensamos acerca del trabajo para lograr más innovación, eficiencia y un equilibrio trabajo-vida más saludable. Creo firmemente que una vida con una multitud de intereses crea una gran ventaja. Creo firmemente en una vida donde las distintas partes de mí: la viajera, la psicóloga, la artista, la fotógrafa, la apasionada por la cultura, el análisis de datos y los libros, pueden convivir y enriquecerse. Sin que una tenga que sofocar a la otra para sobrevivir. Y haber tenido la oportunidad de escuchar a tantas mujeres con esa misma energía, me dejó completamente revitalizada. Los viajes pueden provocar muchas cosas, pero si algo me han enseñado, es que la magia esta justamente en conectar. Y por eso sólo puedo dar las gracias.
